Esta iniciativa contribuirá a conectar los jaguares de Centroamérica y Suramérica, enmarcado en la iniciativa “Corredor Jaguar” de Panthera Colombia.
En un documento donde registraron y estudiaron el comportamiento de varios canes para identificar si eran aptos para esta labor, destacó el alma juguetona y dócil de Kiara, una perra rottweiler de un año y medio que se entrena para seguirle el rastro a los jaguares en Colombia, específicamente para olfatear las heces que esta especie deja a lo largo y ancho del territorio nacional y así comprender su distribución, su paso por el país y promover estrategias de preservación y conservación.
¿Por qué? Los jaguares requieren de grandes áreas bien conservadas y conectadas para reproducirse y alimentarse y, actualmente, hay problemáticas como la caza y la expansión urbana que ponen en riesgo a la especie.
Es por eso que con Kiara, buscan recopilar datos para crear mapas de distribución de los jaguares en el país para así responder a inquietudes como: ¿de qué manera está afectando la fragmentación a la población de jaguares en Colombia?, ¿por dónde se están desplazando?, ¿cómo podemos conectar las zonas verdes por las que pasan?
Además, también contribuye al megaproyecto “Corredor Jaguar” de Panthera, que busca implementar varias iniciativas como cámaras trampa, ecología de carreteras y educación, para conectar a través de corredores verdes a los jaguares de Centroamérica con Suramérica.
En Colombia la población aproximada de Jaguares, según Diana Stasiukynas, coordinadora científica para Panthera en Colombia, es de 16.000 jaguares, que podrían protegerse con el monitoreo constante que lograrían empresas como Panthera gracias al trabajo de Kiara y su capacidad de rastrear sus rastros.
El papel de Kiara
La idea de entrenar a un perro para rastrear huellas de jaguares surgió de una alianza entre la Universidad CES, Panthera Colombia y la empresa de seguridad Atempi, quienes le han enseñado a la perra a distinguir el olor de las heces de los jaguares, empezando con los que se encuentran en el Parque de la Conservación (antiguo Zoológico Santa Fe) y luego, pasarán a hacerlo con los que están en vida silvestre, comenzando en Antioquia en la región del Magdalena Medio, donde se ha reportado presencia de jaguares. Esto como una prueba piloto para la perra.
Sin embargo, según Stasiukynas, hay otras regiones donde corren más peligro como en el Valle del Cauca.
“En estas zonas las carreteras han fragmentado completamente poblaciones de jaguares porque se vuelven barreras para cruzar, es casi que imposible que sobrevivan”.
La labor del can es fundamental para comprender su paso por otros territorios es por esto que, para ser un perro con este tipo de trabajo, Kiara debía cumplir con unas características: que fuese juguetona, animada, enérgica, no ansiosa y convertirse en la mejor amiga de un juguete que tiene, por obvias razones, el olor a las heces de los jaguares, según lo explicó Jhon Didier Ruiz Buitrago, decano de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la U. CES.
Durante seis meses Kiara ha estado en entrenamiento permanente y como lo afirma Diego Alexander Muñoz Ospina, entrenador y jefe de riesgos de la Unidad Canina en Atempi, la perra tiene entrenamientos de dos a tres horas bajo la supervición de un especialista y descansos de ocho horas, donde se dedica a jugar con otros canes.
“Kiara ha superado con creces lo que esperábamos de un can para este tipo de actividades y en los entrenamientos ha tenido un buen resultado”, explicó Diego Alexander.
El entrenamiento de Kiara
Si bien la relación entre el juguete y el can es lo más importante, el entrenador explica que este método consiste en armar un binomio canino (can-guía) y se demarca un polígono para la búsqueda.
Julián Orozco, médico veterinario de Kiara, entrega más detalles de este proceso: “Realizamos un trabajo de asociación con un juguete impregnado de heces de jaguar, escondemos el juguete para que ella lo busque con su olfato y lo encuentre. Luego, lo que buscamos es aislar el juguete del olor de la materia fecal. Que ya solo busque gasas o algún otro elemento impregnado de este olor para que así no olfatee el olor del juguete sino lo que realmente interesa”.
El médico veterinario hace la aclaración de que Kiara es una perra saludable y que este tipo de trabajos no le afectan su comportamiento. Esto para ella es un juego y no buscan volverla adicta a ningún tipo de olor, aunque se tenga estigma con los perros que son entrenados para trabajar.
De hecho, cuando comience el trabajo de campo, el entrenador explicó que en ningún momento se pondrá en riesgo la vida del animal, pues no habrá un contacto directo con los jaguares. Kiara solo va siguiéndoles la pista y en compañía de un guía. La probabilidad de que se encuentre con uno es muy baja.
A Kiara le están enseñando en su entrenamiento que al encontrar un rastro de jaguar —las heces— se siente y así el guía se dé cuenta del hallazgo.
“En estas salidas de campo se contará con descansos de 2 horas dependiendo del lugar donde se esté realizando y permanentemente se estará monitoreando la salud de la can, sus almohadillas anteriores y posteriores o si identifican alguna irregularidad en su cuerpo”, dijo el entrenador.
Los estudiantes del CES también la visitan y hacen registros de su día a día para ver cómo avanza su entrenamiento: “Kiara mostró interés por el juguete. En la mayoría de lanzamientos los llevó a la puerta, se le escondió el juguete y lo encontraba, mostró un poco más de interés que la semana anterior”, escriben en uno de los registros.
Su entrenador, y el veterinario, cuentan que ya está lista para empezar el trabajo de campo, pero todavía no se ha concretado en qué fecha iniciará sus labores, solo se sabe que será en 2024. Por ahora, sigue en la búsqueda de su juguete impregnado con heces de jaguar.
Kiara, la rottweiler entrenada para ir tras la huella de jaguares en Colombia por su preservación
Esta iniciativa contribuirá a conectar los jaguares de Centroamérica y Suramérica, enmarcado en la iniciativa “Corredor Jaguar” de Panthera Colombia.
¿Por qué? Los jaguares requieren de grandes áreas bien conservadas y conectadas para reproducirse y alimentarse y, actualmente, hay problemáticas como la caza y la expansión urbana que ponen en riesgo a la especie.
Es por eso que con Kiara, buscan recopilar datos para crear mapas de distribución de los jaguares en el país para así responder a inquietudes como: ¿de qué manera está afectando la fragmentación a la población de jaguares en Colombia?, ¿por dónde se están desplazando?, ¿cómo podemos conectar las zonas verdes por las que pasan?
Además, también contribuye al megaproyecto “Corredor Jaguar” de Panthera, que busca implementar varias iniciativas como cámaras trampa, ecología de carreteras y educación, para conectar a través de corredores verdes a los jaguares de Centroamérica con Suramérica.
En Colombia la población aproximada de Jaguares, según Diana Stasiukynas, coordinadora científica para Panthera en Colombia, es de 16.000 jaguares, que podrían protegerse con el monitoreo constante que lograrían empresas como Panthera gracias al trabajo de Kiara y su capacidad de rastrear sus rastros.
El papel de Kiara
La idea de entrenar a un perro para rastrear huellas de jaguares surgió de una alianza entre la Universidad CES, Panthera Colombia y la empresa de seguridad Atempi, quienes le han enseñado a la perra a distinguir el olor de las heces de los jaguares, empezando con los que se encuentran en el Parque de la Conservación (antiguo Zoológico Santa Fe) y luego, pasarán a hacerlo con los que están en vida silvestre, comenzando en Antioquia en la región del Magdalena Medio, donde se ha reportado presencia de jaguares. Esto como una prueba piloto para la perra.
Sin embargo, según Stasiukynas, hay otras regiones donde corren más peligro como en el Valle del Cauca.
“En estas zonas las carreteras han fragmentado completamente poblaciones de jaguares porque se vuelven barreras para cruzar, es casi que imposible que sobrevivan”.
La labor del can es fundamental para comprender su paso por otros territorios es por esto que, para ser un perro con este tipo de trabajo, Kiara debía cumplir con unas características: que fuese juguetona, animada, enérgica, no ansiosa y convertirse en la mejor amiga de un juguete que tiene, por obvias razones, el olor a las heces de los jaguares, según lo explicó Jhon Didier Ruiz Buitrago, decano de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la U. CES.
Durante seis meses Kiara ha estado en entrenamiento permanente y como lo afirma Diego Alexander Muñoz Ospina, entrenador y jefe de riesgos de la Unidad Canina en Atempi, la perra tiene entrenamientos de dos a tres horas bajo la supervición de un especialista y descansos de ocho horas, donde se dedica a jugar con otros canes.
“Kiara ha superado con creces lo que esperábamos de un can para este tipo de actividades y en los entrenamientos ha tenido un buen resultado”, explicó Diego Alexander.
El entrenamiento de Kiara
Si bien la relación entre el juguete y el can es lo más importante, el entrenador explica que este método consiste en armar un binomio canino (can-guía) y se demarca un polígono para la búsqueda.
Julián Orozco, médico veterinario de Kiara, entrega más detalles de este proceso: “Realizamos un trabajo de asociación con un juguete impregnado de heces de jaguar, escondemos el juguete para que ella lo busque con su olfato y lo encuentre. Luego, lo que buscamos es aislar el juguete del olor de la materia fecal. Que ya solo busque gasas o algún otro elemento impregnado de este olor para que así no olfatee el olor del juguete sino lo que realmente interesa”.
El médico veterinario hace la aclaración de que Kiara es una perra saludable y que este tipo de trabajos no le afectan su comportamiento. Esto para ella es un juego y no buscan volverla adicta a ningún tipo de olor, aunque se tenga estigma con los perros que son entrenados para trabajar.
De hecho, cuando comience el trabajo de campo, el entrenador explicó que en ningún momento se pondrá en riesgo la vida del animal, pues no habrá un contacto directo con los jaguares. Kiara solo va siguiéndoles la pista y en compañía de un guía. La probabilidad de que se encuentre con uno es muy baja.
A Kiara le están enseñando en su entrenamiento que al encontrar un rastro de jaguar —las heces— se siente y así el guía se dé cuenta del hallazgo.
“En estas salidas de campo se contará con descansos de 2 horas dependiendo del lugar donde se esté realizando y permanentemente se estará monitoreando la salud de la can, sus almohadillas anteriores y posteriores o si identifican alguna irregularidad en su cuerpo”, dijo el entrenador.
Los estudiantes del CES también la visitan y hacen registros de su día a día para ver cómo avanza su entrenamiento: “Kiara mostró interés por el juguete. En la mayoría de lanzamientos los llevó a la puerta, se le escondió el juguete y lo encontraba, mostró un poco más de interés que la semana anterior”, escriben en uno de los registros.
Su entrenador, y el veterinario, cuentan que ya está lista para empezar el trabajo de campo, pero todavía no se ha concretado en qué fecha iniciará sus labores, solo se sabe que será en 2024. Por ahora, sigue en la búsqueda de su juguete impregnado con heces de jaguar.
Fuente: https://www.elcolombiano.com/medio-ambiente/kiara-la-perra-que-se-entreno-para-rastrear-huellas-de-jaguar-en-antioquia-y-colombia-EG23250127